Dicen que todos los hombres venimos al mundo con una misión en particular, que nacemos con un propósito en esta vida y que las acciones que realizamos nos llevan paso a paso hasta el encuentro con lo que algunos llamamos “nuestro destino”.

Este es un fragmento de la historia de Eduardo, un hombre que durante años tuvo un anhelo que lo mantuvo perseverando afanosamente a lo largo de casi dos décadas, luchando contra todos los pronósticos y aferrándose a la idea de que tarde o temprano Alguien llegaría a su vida… y se apoderaría de ella.

Ese Alguien llegó justo en el momento indicado, ni antes ni después, sino justo en el instante en el que debió llegar. No fue necesario buscar más, con Su llegada, se aclaró el horizonte de  incertidumbre que había permanecido empañado por años, se esfumó el pesimismo y trajo consigo una enorme dotación de alegría y emotividad que tanto había añorado el joven  e inexperto Eduardo. Desde el instante en el que este incauto hombre se enteró por azares del destino de la existencia de Esta persona, sintió un vuelco en el corazón y pudo experimentar una sensación de descanso, como la que siente el viajero cuando alcanza a divisar a lo lejos el pueblo al que debe de llegar donde lo espera el tesoro más grande de su vida. Los nervios se apoderaron de él y como en muchas otras ocasiones en su vida titubeó al decidirse a tomar una elección, pero esta vez hizo a un lado todo el pesimismo y decidió arriesgarse  en busca de Esa persona, Ese Alguien que lo cambiaría para siempre y que daría sentido a su vida de ahora en adelante. Ese Alguien llegó, se dio a conocer y desde el momento en el que cruzaron palabras aunque haya sido a través de unos medios electrónicos y separados por kilómetros de distancia, desde el instante en el que él escucho Su voz, desde ese momento se decidió a entregar su vida y su voluntad por completo.

Hoy ese Alguien ya no es una forma abstracta, ya ha dejado de ser una ilusión o un sueño, es más que un deseo, ha depositado su esencia bajo la figura de una preciosa y enigmática persona, una mujer que posee la gracia, elegancia, delicadeza, sabiduría, porte, valor, destreza y energía del felino americano adorado por nuestros antepasados desde antes de la llegada de los conquistadores, lo curioso es que ahora Ella es quien ha conquistado, ha dejado sus marcas sobre la piel del sumiso y algo más importante que eso,  ha marcado el alma y la mente de hombre que añoraba con esmero y ahínco Su llegada.  Ese Alguien tiene nombre, es real, desprende una personalidad elegante y autoritaria como nunca nadie lo había hecho antes, de su persona emana un aura de seguridad y seducción que con el simple hecho de verla dan ganas de caer rendido a Sus pies para adorarle como lo que es, una Diosa, y solo hay una forma en la que se le puede llamar a esa Diosa… su nombre es Mistress Jaguar.


Todo comenzó con la lectura de un artículo que apareció en una revista de circulación nacional, en este se detallaba una sesión  realizada por Domme Jaguar como se le llama en dicho reportaje. Posterior a esto, me di a la tarea de investigar más al respecto, comencé por  visitar Su página web la cual por cierto es bastante detallada, esto dio lugar a leer su blog en el que logré dimensionar que se trataba de Una mujer de mundo, una Dómina que ha viajado, que conoce y que comprende a la perfección la esencia del BDSM.

Bastó enviar un correo electrónico para recibir una pronta contestación de Su parte y días después se dio el contacto vía telefónica, desde ese instante quedé encantado con el dulce tono de su voz, que para nada sonaba como me lo había imaginado, no era déspota ni lejano, sino dulce, tierno y lleno de una amabilidad que hacía palidecer a cualquier psicólogo o terapeuta familiar. Fue un inicio bastante favorable, conversamos a cerca de fantasías, deseos, límites, experiencia, referencias, etc, lo cual es una muestra inequívoca de que Mistress Jaguar no es una improvisada, sino que es toda una Profesional y conoce la forma idónea de llevar a cabo su arte.

Sólo fueron necesarias un a series de mensajes vía celular y correo electrónico para que me decidiera a asistir a su estudio ubicado en la Ciudad de México, acordamos horarios, itinerario y cosas por el estilo, sólo hacía falta que yo lo hiciera. La tan esperada cita se llevó a cabo un fin de semana.

Salí de Querétaro aproximadamente a las 8 de la noche, el tiempo promedio de viaje hasta la Cd de México es de aproximadamente 3 horas, sin embargo el autobús se demoró un poco más de lo previsto y terminé llegando al DF alrededor de las 11 de la noche. Avisé vía mensaje a Mistress Jaguar  que me retrasaría un poco, ella lo comprendió y me dio un par de indicaciones para cuando arribara a la capital. Una vez en México, abordé un taxi y me dirigí hacia donde Ella me había citado, el chofer siguió su instrucciones vía celular y por fin llegué a una concurrida zona de la ciudad llena de bares y discotecas, que a esa hora de la noche comenzaba a llenarse de bullicio y algarabía. Me dirigía hacia un restaurante de acuerdo a las indicaciones de Mistress Jaguar y espere pacientemente a que Ella apareciera.

Por fin sucedió, de repente la miré y no supe cómo reaccionar, me levanté de mi lugar y le señalé que era yo a quien buscaba. La reconocí por  la enorme similitud con las fotografías que aparecen en la revista y por los vídeos que tiene en su blog.

Esa noche lucía espectacular, iba ataviada con unos pantalones negros de cuero, calzaba unas botas que aunque no eran de tacón alto, combinaban perfectamente con su atuendo, complementaban su outfit una blusa blanca y una mascada roja que la hacían ver sumamente elegante. Inconfundibles son sus mechones morados que resaltan la textura de su cabello, el cual por cierto es precioso y además huele bastante bien, eso pude notarlo a pesar de mi deficiente sentido del olfato. Su cara es preciosa, bien cuidada, de rasgos finos y delicados, complementando su indumentaria con unos lentes que le provocan un aire de intelectual perfectamente de acuerdo a su personalidad.

No lo podía creer, la verdad es que los nervios me traicionaron y no supe cómo reaccionar adecuadamente ante semejante mujer. Mistress Jaguar irradia un aura de sensualidad y elegancia que sólo Ella posee. Tiene aires de Señora de mundo y lo demuestra en cada palabra que pronuncia, en cada movimiento, en la forma de ordenar, en el más mínimo gesto que realiza, es simplemente Encantadora.

Mientras cenábamos, ella fue rompiendo el hielo de una forma magistral, comenzó a preguntarme sobre mi vida, mis anhelos, lo que me había motivado a seguir por el camino de la sumisión, etc. No únicamente tocamos el plano erótico, sino que se me interesó por mi vida familiar, mis experiencias sentimentales previas, la forma en la que percibo mi vida a futuro, los gustos en particular, etcétera. Me hizo sentir una enorme confianza, aun mayor a la que ya me había proyectado vía celular, la verdad es que su sólo toque exige obediencia, aun sin que Ella lo solicite, es Una Señora Majestuosa.

Habiendo terminado de cenar, me pidió que la siguiera, hicimos una parada en un mini súper y de ahí nos dirigimos a pie hacia una calle de la llamada Zona Rosa, dimos vuelta en un callejón y unos pasos más adelante entramos a un edificio, subimos un nivel de escaleras y por fin accedimos al interior de su estudio.

El simple hecho de estar ahí fue para mí sensacional, mi mente empezó a encenderse ya volar, eché de forma rápida un vistazo y descubrí una amplia gama de instrumentos de azote, como látigos, cuerdas, una Cruz de San Andrés, espejos en las paredes, una iluminación tenue pero elegante, muebles para ejercer el BDSM, en fin, es un estudio bastante equipado.

Una vez dentro de su estudio me introdujo a una pequeña habitación donde  había una  cama y una banca en donde coloqué mi equipaje. Me dijo que me desnudara totalmente y  de inmediato me entregó una capucha diciéndome: -“ponte esto y colócate en cuatro patas, en cuanto estés listo me avisas”-.

Ya que me había encapuchado y puesto en cuatro puntos como Ella lo había ordenado le dije: -“estoy listo”-, entonces escuché su voz que provenía de la sala principal que me dijo: -“ven a mí”- obedecí instantáneamente y me dirigí hacia ella de manera entusiasta y rápidamente, sin embargo me reprendió diciendo: -“tranquilo, despacio, con gracia”- después me explicó con esa hermosa voz , que existía  una forma correcta para colocarme como un perro, y esta es la cadera sobre las rodillas y los hombros exactamente en línea recta arriba  de las manos ,  la espalda recta y la cabeza viendo hacia el frente. Posterior a esto, vino uno de los momentos más sublimes de mi estancia, el instante en el que Ella me mostró el objeto más esperado por mí durante toda mi vida, un  hermoso collar de cuero negro, nunca olvidaré  esas  palabras: -“es para un perro grande y fuerte”- sentí que un  impulso nervioso recorría de inicio a fin mi columna vertebral en el momento en el que  Ella me lo colocó y lo abrochó a mi cuello. Una vez hecho esto me dijo que a partir de ese entonces mi voz quedaba  anulada y que me limitaría a decir con un ladrido cuando fuera “si” y dos ladridos cuando fuera “no”.

-¿Comprendido?- Dijo Ella, a lo que yo asentí ladrando una sola vez.

Después de esto, me  mencionó que existían varias posiciones de espera y ofrecimiento de un sumiso hacia su Dueña y  a continuación describo las siguientes:

.- Ofrecimiento y espera de pie: En esta posición debo permanecer de pie, con la espalda recta, la  cabeza erguida y la mirada hacia abajo, las manos a los costados y las palmas  hacia delante.

.- Ofrecimiento y espera de rodillas: Esta posición requiere que esté arrodillado, con la espalda recta, la cabeza erguida y las manos cruzadas sobre la nuca.

.- Ofrecimiento y espera  sentado sobre los talones: Aquí es necesario que  me  arrodille y deje caer ligeramente mi cuerpo hasta que mis nalgas se apoyen sobre mis talones,  de igual manera que en las anteriores posiciones  mi espalda debe estar recta y mis manos ligeramente flexionadas colocándolas sobre mis muslos con la palma hacia fuera.


Ya que me  explicó estas posiciones, Mistress Jaguar  me ordenó colocarme en cuatro patas de nueva cuenta y me señaló que la posición de un perro debe ser siempre junto a su Dueña a menos que Ella ordenara otra cosa, por lo que me indicó que cuando Ella dijera “junto” yo debía colocarme a un costado de Ella ligeramente hacia atrás.

Fue  inolvidable el instante en el que me dijo: -“Levanta un poco la mirada y observa la relación entre tu postura y la mía”.

No puedo describir la sensación que se apoderó de mí cuando  me observé inclinado ente semejante Diosa, Ella lucía espectacular  parada a un lado de mí, autoritaria, impecable, sofisticada, imponente, y yo como su perro que soy colocado en una posición inferior la cual denotaba mi tan anhelada sumisión  y mi condición  física  que al igual que mi mente y mi alma estaban totalmente a Sus pies.

Una vez que hubo terminado de pasearme  por su estudio, me ordenó incorporarme y mostrarle mis manos, me colocó unas muñequeras que permitían que estuviese colgado, me hizo levantar mis brazos y me engancho a un polipasto que pendía justo a la mitad de la sala., me cubrió los ojos  y  comenzó a izarme de tal manera que mi cuerpo quedo expuesto en su totalidad ante su presencia. Me dejó colgando ahí unos instantes en lo que Ella fue a  prepararse.

En cuanto regresó dio comienzo  un hermoso  suplicio, no recuerdo exactamente la sucesión de los hechos sin embargo mi mente  conserva fragmentos de  sensaciones sublimes, como por ejemplo  el momento en el que  oprimió con fuerza mis pezones y posterior a eso me colocó unas pinzas  en cada uno de ellos, fue indescriptible la satisfacción que experimenté cuando me hizo sujetar con los dientes la cadenita que unía las dos pinzas, es de los momentos mas memorables que viví esa noche.

Como también fue memorable cuando se colocó junto a mí y me dijo con suave voz: -“bésame”- no sé como expresar el gozo que viví cuando sentía cerca de mi su cabello y mis labios hacían contacto con una prenda de látex, sentir su presencia junto a mí, oír su voz  susurrándome tiernamente al oído, sentir sus caricias  en mis espalda,  recibir  de Su parte  golpes en  el pene y los testículos,  experimentar el tacto de sus manos al estamparse con dureza sobre mis nalgas, sentir el dolor provocado por sus pellizquitos en mis piernas e ingles, todo ello envuelto en una atmósfera de misticismo y encanto acondicionado por la música que me transportaba en el tiempo y el espacio hacia una estancia en Europa del siglo XVIII  o en un harem de Persia bajo la influencia de una  Dómina  como en este caso Mistress Jaguar. En fin, una amplia gama de recursos de los cuales hizo gala mi Señora en esa noche.

Habiendo terminado mi suspensión en el polipasto, me ordenó tirarme al piso para realizar una breve sesión de tramplig sobre mí, para esto me  descubrió los ojos y me permitió gozar visualmente de su hermosa figura que dicho sea de paso mantiene en perfecto estado físico, no hallo las palabras adecuadas para explicar lo que veían mis ojos, simplemente  es algo que  nunca podré olvidar.

Mi Diosa  estaba  enfundada en un micro vestido negro de látex, perfectamente ceñido a su  bellísimo cuerpo, dejando ver  una silueta extremadamente estética,  calzaba unas botas de caña alta con un tacón muy fino que resaltaba unas piernas perfectamente bien esculpidas, con esas botas comenzó a  tocar  mi cuerpo lentamente y después inició un periodo en el cual Ella sujetando con una mano  una cuerda que colocó en una viga del techo y  con la otra la cadena del polipasto,  se dispuso a  pararse sobre mi cuerpo desnudo, fue hermoso ver como su  cuerpo se movía en armonía con la música de fondo haciendo que me transportase a una dimensión en la que todo lo que había alrededor desapareció por ese instante, únicamente mis sentidos percibían a  Mi Dueña  danzando sobre mi , moviéndose caprichosamente y dejando caer de vez en cuando su peso sobre mi anatomía que hacía las veces de una alfombra .

Un  momento memorable fue cuando se puso muy cerca de mi cabeza y descendiendo lentamente aproximó su  precioso trasero a  mi  cara, permitiéndome por un segundo tocar sus  hermosas nalgas con el ápice de mi lengua. Aun en este momento no paro de repetir las palabras que pronuncié en ese momento: “¡gracias Mistress!”

Ya concluida la sesión de trampling, me soltó las muñecas del polipasto y me tendió por completo en el suelo,  me indicó  que  debería adorar sus elegantes botas de caña alta, lamiendo el tacón y la parte superior de la suela, así como cubrir de besos la parte que cubría su pantorrilla y por si esto fuera poco me concedió el privilegio de poder posar mis labios en sus perfectas piernas, sentí que el universo se detenía por un breve instante, fue asombrosa sentir como mi boca tocaba su delicada y perfectamente cuidada piel, Mi Diosa posee unas piernas bellísimas, prueba tangible de que ha estudiado danza.  Algo que me elevó el autoestima hasta los límites fue el escuchar en repetidas ocasiones  el dulce sonido de su  risa   muestra inequívoca de que ella estaba gozando el tenerme sometido y  provocándome un placer indescriptible al observar como lamía su calzado y me esforzaba por dejarlo impecable.

Habiendo  culminado al adoración de sus botas me indicó que me pusiera de pie y me trasladó tomándome del collar justo en frente de una Cruz de San Andrés que engalana  la pared  izquierda de su estudio.

Una vez estando ahí me dijo: -“aquí  cambia un poco la situación, de ahora en adelante comenzará una parte más intensa, te azotaré para que conozcas el efecto y las sensaciones que producen algunos instrumentos de tortura”-

Yo asentí dando un ladrido.

En seguida  me introdujo una  pelota de hule en la boca y la sujetó a mi cabeza con ayuda de una correa para evitar que yo gritase. Me indicó que en el momento en el que no pudiera soportar el dolor bajara una de mis manos. Yo me hallaba inmerso en una  extraña sensación de placer e incertidumbre  por lo que me dispuse a recibir con gusto y ansia la lluvia de azotes que mi Dueña iba a descargar sobre mi espalda.

El ambiente se volvió increíble, la música de fondo  dejó de ser tranquila y apacible y cambió su tono hacia algo mas heavy, los acordes de las guitarras eléctricas y la voz melódica  y  sensual de Amy Lee  dieron paso a una serie de azotes que se estrellaban en mi espalda de una manera dulce y delicada al principio pero que fue aumentando su intensidad con el paso del tiempo hasta volverse en un verdadero orfeón de latigazos  que Mi Señora impartía con singular maestría.

Yo me encontraba inmerso en un mundo de fantasía, tantos años de esperar  este momento, tantos deseos que por fin se estaban haciendo realidad, tanta alegría de estar sintiendo por fin el golpe de las correas de cuero o plástico sobre mi piel , es algo que  aun  recuerdo y gozo de manera que no se como decirlo. No sé exactamente como transcurrió el tiempo, lo único que recuerdo es que yo disfrutaba ser el blanco de los golpes de mi  Dueña, mi cuerpo empezó a moverse al ritmo de la música de Evanescence, mi mente y mis sentidos  se sumergieron en un mar de placer y devoción, a pesar de que mi cuerpo permanecía inerte de frente a la Cruz de San Andrés.

Hubo un lapso en el que mi Señora  suspendió brevemente la tanda de azotes para intercambiar su instrumento, fue ahí cuando sentí un ligero cansancio en los pies debido a la posición que guardaba desde hace ya varios minutos, opté por moverme un poco para relajar mis músculos, pero fui sorprendido por mi Diosa, quien sin pensarlo me reprendió  dándome una fuerte nalgada  y  diciéndome al mismo tiempo: - “¿Qué es esa posición, así no te dejé, no te he dicho que te muevas o si? La posición es la posición y se debe mantener pase lo que pase, ¿entendido?”-.

Yo  asentí con la cabeza, esto debió molestar a mi Señora, pues comenzó azotarme de nueva  cuenta, esta vez aumentó la intensidad de los golpes y la frecuencia de los mismos me hizo doblegar, por lo que instintivamente bajé un brazo. En ese momento cesaron los azotes  y  mi Dueña me indicó que podía retirarme de la Cruz, no sin antes  mostrar su disgusto porque no había mantenido la pelota dentro de mi boca, (no es que yo hubiese pretendido engañarla, sino que me cuesta mucho trabajo abrir mucho la mandíbula y sostener algo dentro por mucho tiempo, además  tiendo a babear  mucho y supuse que eso alteraría el carácter de Mi Señora) me llevó frente a un espejo y me introdujo de nueva cuenta la pelota, esta vez sujetándola con mas fuerza, pero  fue incontenible para mí y dí  muestras de estarme asfixiando, por lo que Mi Señora la retiró de inmediato y me ofreció agua para beber. Fue el final de la tanda de  azotes.

Una vez habiendo culminado la azotaína, me trasladó hacia un mueble que nunca antes había visto en mi vida, una especie de  potro  compuesto por tres acojinadas piezas las cuales permiten que quien se coloque sobre el quede en posición  cómoda y dispuesta para  ofrecerse a  su Dominante.

Mistress Jaguar me indicó: -“colócate ahí boca abajo, pon tu tronco en la parte de en medio y tus piernas en cada uno de los costados”-  yo obedecí de inmediato.

Sin embargo  no estaba del todo  correctamente colocado sobre el mueble, por lo que Ella de nueva cuenta de indicó: - “el pene y los testículos deben quedar libres”-

Ya que me coloqué satisfactoriamente para beneplácito  de Ella, dio inicio a una de las partes más eróticas de la noche, el momento en el cual mi mente alcanzó un estado de sumisión y entrega total hacia Mi Diosa.

Yo me hallaba prácticamente  con  las nalgas  expuestas hacia Mi Señora, a pesar de que Ella no me había atado yo me sentía  indefenso ante su presencia y  totalmente  abandonado a su voluntad, nunca en mi vida me había permitido estar en esta posición delante de nadie y honestamente nunca lo creí  posible, sin embargo para este momento yo ya no era dueño de mis acciones, me encontraba sumergido en un mar de entrega y sumisión total, en un abismo de  abandono absoluto de mi cuerpo, mi mente y mi alma hacia Ella, Mi Dueña, Mi Diosa, Mi Señora .

Comenzó a nalguearme de forma esporádica, primero suavemente y después con más fuerza, me pellizcaba la entrepierna y me acariciaba la espalda, fue increíble cuando Ella se dignó a montarme, me volví a sentir muy emocionado pues me imaginaba siendo un brioso corcel y Ella mi intrépida Amazona , sin embargo fue algo muy breve, ya que mi Señora dio media vuelta y se enfocó en volver a nalguearme de una manera más fuerte que la vez anterior, aun así recibí con enorme placer los  golpes que sus preciosas manos me propinaban incesantemente.

Esta etapa la gocé mucho  pues estaba con los ojos descubiertos y me hallaba con la cabeza de lado mirando contra un espejo, en el cual se reflejaba toda la acción que  Mi Dueña  ejecutaba sobre mí, fue sensacional comprobar por mi mismo que lo que sucedía era realidad y no producto de mi imaginación.

A estas alturas del encuentro, yo ya le pertenecía por completo a esta Sublime mujer, a tal grado que hubiera hecho o me hubiera dejado hacer lo que Ella quisiera hacer conmigo,  a partir de ese entonces  sentí que yo no tenía ya la posibilidad ni el deseo de negarme a hacer lo que Ella me ordenase, si en ese mismo instante Mi Diosa hubiese decidido introducirme un plug anal o uno de sus dildos, yo no hubiera puesto la mínima resistencia, pues a pesar de que siempre había considerado inexistente la posibilidad de que  alguien siquiera pusiere su vista o llegase a tocar mi ano,  en esta ocasión  yo estaba más que dispuesto a dejarme hacer lo que Ella decidiera, lo que a Ella se le antojara, lo que su voluntad o sus caprichos le dictasen que hiciera con mi cuerpo. En ese instante comprendí finalmente que todos estos años de espera aguardando postrarme ante una Dómina habían valido la pena, que la infinidad de veces que había quedado decepcionado por no poder contactar a una mujer dominante eran nada comparadas con el placer, la paz, la tranquilidad y la confianza que me brindaba la vida al haberme puesto en el camino de esta Sublime Señora, a la cual desde ahora le profeso toda mi lealtad, mi obediencia y mi devoción. Fue en esos momentos que comprendí que nací para servirla, para adorarla, para ser su perro, su esclavo, su mascota, o simple y llanamente un objeto de su propiedad. Vine al mundo para ser suyo, para complacerla, para que Ella me tome cuantas veces lo crea conveniente, para que haga de mí cuanto le venga en gana o simplemente para que por lo menos Ella sepa que en algún lugar de este mundo existe un hombre que la ve como lo que realmente es, una Diosa, una Reina y que en determinado momento puede hacer lo que sea por Ella, incluso entregar la razón y hasta la vida.

Cabe resaltar que desde que Mistress Jaguar me tenía colocado en el polipasto, me había colocado un condón de látex sobre el miembro, para este instante ya me había colocado otro, pues había sido necesario sustituir el anterior, el preservativo actual ya también se hallaba con algo de líquido pre seminal, y ella gozaba ver como el condón se llenaba cada vez más con el producto de mi excitación, pues he de reconocer que Mi Señora es una experta en estimular cada parte de mi cuerpo, bastaba con una caricia de su parte para que mi organismo reaccionara favorablemente, expulsando cada vez más este líquido. Fue sensacional cundo ella se colocó unos guantes especiales (que por cierto, nunca vi como eran) que me provocaron impulsos nerviosos, como si se tratase de electricidad aunque en un grado muy ligero. Aun resuenan en mi mente las palabras que pronunció: -“¡Qué chiquito tan valiente!”- Yo estaba feliz por escuchar esto, mi objetivo de complacerla se estaba cumpliendo y eso era todo lo que me importaba.

Creo que a partir de ahí quedé en estado de trance, pues era tanta mi excitación y mi felicidad que me sentía volar, sentía que estaba en el cielo o en el más bello de los mundos jamás maginado por el hombre.

A lo anterior siguió una sesión de fotografías que Mi Señora realizó frente a un espejo y con la cámara de su teléfono, es bastante gratificante recordar las poses que Ella adoptó durante este lapso, me indicaba con la voz más autoritaria, pero también mas dulce y tierna que jamás nadie me ha hablado, lo que debía hacer, aun resuenan en mi memoria frases como:
-“besito”, “quieto”, “más arriba”, “besito en la nalga”, “justo aquí”, “qué bonito perrito”- y tantas palabras que se pierden en lo profundo de mi.

Habiendo terminado esta fase de la estancia, me puso de pie y literalmente del pene me llevó a un rincón de la sala y sentándose en un sillón me tomó con fuerza del miembro y examinó mis testículos, me dijo de la manera más imperativa:
-“ofrécemelo”- a lo que yo accedí de inmediato. Me colocó de forma magistral un cordel que sujetaba de manera extraordinaria y sin causar dolor la base del falo, siguiendo con los testículos y regresando de manera entrecruzada a lo largo del cuerpo cavernoso del pene.

Me dijo de con un tono regio: -“Mastúrbate”- y de inmediato obedecí su orden. Dirigí mi mano hacia mi miembro y comencé a subir y bajar el prepucio delante de Ella, era la primera vez que hacía esto a la vista de alguien, me sentía humillado y por consiguiente excitado a la vez.

-“Más rápido”- dijo Ella, asentí con un ladrido y aumenté el ritmo. –“Detente”- Exclamó Ella de nueva cuenta, obedecí de inmediato. Era extraordinaria la sensación de cómo Ella controlaba mi cuerpo a distancia, me sentía como un objeto en sus manos y eso es lo que fui.

Pasaron varios instantes jugando con mi excitación, hasta que finalmente me trasladó hacia otro rincón de la habitación, me ordenó sacar una cámara fotográfica que había traído en mi equipaje y me indicó que la programara. Una vez hecho esto, dimos paso a una hermosa sesión fotográfica en la que quedaron plasmados momentos imborrables, tales como yo inclinado a cuatro patas mostrando las marcas del látigo en mi espalda y las más sublimes imágenes que mostraban a mi Diosa sentada sobre mi, como si yo fuese un mueble de reposo. Se veía tan bella colocada sobre su esclavo que aun suspiro cada que miro estas imágenes. ¡Mistress Jaguar es dominantemente hermosa!

Ya que terminamos de tomar las fotos vino la parte más adictiva de la sesión. Mi Señora me ordenó seguir masturbándome delante de Ella, se notaba que deseaba hacerme eyacular, pero por más que yo me esforzaba no lograba llegar al objetivo, empezó entonces a tocarme de forma muy sensual, a estimular mi espalda, mis pezones, mis nalgas, mis testículos, piernas, abdomen, etcétera, en fin, todo mi cuerpo fue recorrido por esas manos enfundadas en unos guantes negros de látex. Sus hermosos labios susurraban palabritas en mi oído y aumentaban mi excitación, sin embargo no lograba venirme.

Ella al ver que yo no alcanzaba el clímax, realizó lo que hasta ahora considero que fue la acción más osada: ¡Untó una crema en mi ano y súbitamente introdujo un dedo en mi, con la intención de estimular mi próstata, logrando así que expulsara una considerable cantidad de líquido.

Terminado esto me indicó de inmediato: -“dirígete al baño”-  yo obedecí.

Estando dentro de la regadera, me dijo: -“siéntate con la espalda hacia afuera”- y en seguida procedió a retirarme el collar.

Lo que siguió a continuación es el punto culmen de mi vida hasta ahora. Nunca creí que en realidad iba a vivir esto alguna vez, nunca pensé realmente que esto iba a pasar. Lo había imaginado, pero jamás llegue a acercarme a la realidad como esta ocasión.

El mudo detuvo su rotación por unos instantes, no sé exactamente cuánto tiempo duro esto pero lo que sí sé es que para mí este lapso duró una eternidad y ha sido la muestra más sublime del dominio de Mi Diosa sobre mí.

Mistress Jaguar colocó su cuerpo justo sobre mi cabeza, retiro su ropa interior de látex que traía y me preguntó como si fuese una sacerdotisa:

-“¿Estás dispuesto a ser mi perro?”- yo dije automáticamente que si dando un solo ladrido.

El momento había llegado y observé como de lo profundo de su cuerpo brotaba aquel hermoso líquido dorado que lentamente fue cubriendo mi cara aun cubierta con la capucha y fue resbalando por mi cuello, mi espalda, mi pecho, mi abdomen. Mi Dueña dijo entonces: -“Contaré en retrospectiva desde 20 y todo habrá terminado… 19, 18, 17…”-  cada vez salía a mayor presión el choro de orina, el cual yo comencé a beber de la manera más devota y humilde que un esclavo puede hacer para demostrarle a  Su Dueña lo importante que es Ella en su vida. Saboree cada gota de ese delicioso néctar e incluso llegue a atragantarme de lo emocionado que me hallaba en ese instante. –“5, 4, 3, 2, 1 se acabó”-

El mundo continuaba detenido, el silencio se apoderó por completo de la ciudad, no sentía otra cosa más que el latir de mi corazón el cual se hallaba acelerado debido a la emoción tan grande de haber recibido directamente de Mi Dueña su preciosa Lluvia Dorada. No sé exactamente cuánto tiempo pasé sentado dentro de la regadera, de repente cuando acordé sentí las manos de Mi Dueña acariciando mi cabeza y diciéndome que había realizado una buena tarea. Aún no estoy seguro de saber si esto pasó realmente o sólo fue una ilusión provocada por la devoción y admiración que siento por Mistress Jaguar.

Pasado el momento más ilustre de la noche, Mi Señora me indicó que me bañara, limpié algunos de los aditamentos que me había colocado y una vez que terminé de ducharme, me pidió que le explicase lo que haba sentido, yo me hallaba aun inmerso en al sensación de su dominio y no lograba articular frases completas o coherentes, por lo que Ella me dijo:
-“permíteme un instante, me voy a meter a bañar y después continuaremos con esto”-

Antes de meterse a la regadera me dio órdenes precisas de que debía barrer y trapear el estudio, y la habitación donde nos hallábamos conversando. Yo continuaba desnudo y me dispuse a ejecutar las tareas que mi Dómina me había indicado con entusiasmo y dedicación. Sin embargo debido a la emoción de la cual yo era presa, omití ciertos detalles que Mi Señora notó de inmediato que salió de la ducha. Me retroalimentó severamente al notar que había utilizado demasiada agua en el trapeado del piso que es de una madera especial y que puede estropearse debido a mi torpeza de no secar rápidamente el agua que había utilizado. También me retó airadamente al notar que sus botas tan especiales no estaban en la posición que deberían estar y porque no había movido los muebles para limpiar adecuadamente. ¬–“Esto te va a costar 10 varazos por cada desatención que hayas tenido, así que ya llevas como 50”-  Yo temblé de miedo al escuchar esto, pues ya había tendido suficiente castigo al soportar la tanda de latigazos en la espalda, sin embargo no me atreví a protestar y continúe limpiando el desastre que había provocado por mi incompetencia a l trapear.

-“Más rápido, muévete, seca este desorden ya”- decía airadamente Mi Señora,  -“No dejes una sola gota sobre la madera, sécalo rápido, ¡Ipso facto!”-

Yo me sentía avergonzadísimo por mi grave falla, llegué incluso a temer lo peor, así que ejecuté de la manera más rápida que pude las instrucciones que Mi Diosa me había indicado. Una vez que terminé de secar la humedad, ella me dijo como se debían hacer las cosas y me reprendió por no actuar de manera eficiente.

Algo curioso sucedió mientras Ella se vestía y preparaba sus cosas, El llavero que contenía las llaves el estudio se había extraviado y Mi Señora ya lo había buscado afanosamente sin lograr hallarlo. Me ofrecí a ayudarla y comencé a buscar entre los látigos que pendían de las paredes. Fue así como pude apreciar por completo el arsenal con el que cuenta Mi Señora, tiene Ella una amplia gama de látigos, fustas, cuerdas, arneses, máscaras, correas, bozales y un sinfín de aditamentos para la tortura genital que resguarda celosamente en un librero cubierto con una sábana negra. Busqué sin hallar nada de llaves, pensé incluso que se habían quedado fuera del estudio, sin embargo Mi Señora dijo que eso no era posible, ya que Ella las había utilizado dentro para abrir unas cajas. Por lo que decidí no perder las esperanzas y volví decidido a hallar las llaves, sin embargo de nueva cuenta no tuve ningún éxito. No sé si fue una corazonada o un presentimiento, que me dio por asomarme al baño y ¡oh sorpresa, ahí estaba el llavero sobre el marco de una ventana! Sentí un vuelco en el corazón y de inmediato las tomé y me dirigí hacia Mi Dueña y poniéndome de rodillas frente a Ella dije con la voz más emocionada: -“Aquí tiene Mistress”- Ella sonrió y me felicitó por haberlas hallado. Eso fue suficiente para mí, había sido útil para Mi Diosa, con eso ya había hecho la buena obra del día.

Mi Señora me ordenó limpiar unas cuantas cosas más y ya para finalizar pensé que todo había acabado, pero Ella me dijo: -“ni creas que se me han olvidado tus varazos, anda ven y adopta la posición”- Yo temblé de miedo del sólo hecho de pensar en lo que iba a ocurrir, sin embargo al ver las varas en las manos de  Mistress Jaguar obtuve de nueva cuenta una excitación muy evidente, a lo que Ella dijo: “mira nada más como te pones con el solo hecho de oír que te voy a castigar”-

Me indicó que me colocara en una posición tal que le permitiese a Ella tener acceso directo a mis nalgas, por lo que recargué mis manos sobre una banca y ofrecí mis nalgas para que ella descargara el contenido de su ira sobre mí. Me indicó que a cada varazo, debía de contar y agradecer diciendo: “gracias Mistress por enseñarme”.

Comenzó a azotarme de nueva cuenta:
.- zas, “uno… gracias Mistress por enseñarme!
.- zas, “dos… gracias Mistress por enseñarme!
.- zas, “tres… gracias Mistress por enseñarme!

.- zas, “diez… gracias Mistress por enseñarme!

.- zas, “diecisiete… gracias Mistress por enseñarme!

.- zas, “veinte… gracias Mistress por enseñarme!

He de confesar que hubo un par de ocasiones en las que perdí la cuenta, pero Mi Señora tuvo piedad de mí y omitió mi falla, Ella es deliciosamente dulce y bondadosa, es una verdadera Reina, mi Reina.

Terminados los azotes me ordenó vestirme y salir del estudio. Eran las 9 de la mañana, el sol había salido y atrás había quedado la noche más hermosa de mi vida.

Pero contrario a lo que yo había imaginado, ese no era el final de mi estancia en la Capital del país, aun Ella tuvo la enorme amabilidad de compartir el desayuno conmigo y permitirme gozar de su presencia por un par de horas aproximadamente. En esta parte es necesario que haga hincapié en la sublime y hermosa personalidad de Mistress Jaguar, quien es Una Dama en toda la extensión de la palabra. Aprovechamos el desayuno para intercambiar percepciones de lo ocurrido, fue una parte muy emotiva, llegué incluso a conmoverme tanto que estuve a punto de llorar pero me contuve pues no deseaba arruinar el momento con mi cursilería. Aunque he de confesar que es tanta la ternura y amabilidad que proyecta Mi Señora que es prácticamente imposible no sentirse sometido a Su persona.

Y no hablo de sometimiento físico, de esposas y cadenas, de arneses o collares, es un sometimiento que va mas allá de lo que la mayoría de los sumisos suponen. Es una sensación de entrega total, que trasciende los límites de la imaginación y que se apoderan del corazón, por lo menos en mi caso. Tal vez sea eso lo que me ha inspirado a realizar esta breve reseña de la manera más fiel que he podido, tal vez sea eso lo que me mantiene aun cautivo a pesar de que me encuentro a kilómetros de distancia de Ella y de que ya no estoy encapuchado o con un collar atado al cuello. Tal vez es eso, y me refiero a esa dualidad que sólo Mi Diosa Mistress Jaguar posee, esta explosiva mezcla de autoridad y dulzura, de disciplina y cariño con al que me trató, es algo que jamás había experimentado en mi vida y que para ser franco pienso que nunca experimentaré con nadie más.

Algo que me dejó marcado de por vida y que nunca olvidaré ni siquiera cuando este en el lecho de mi muerte, es el instante en el que Ella, con la voz y la actitud más tierna y sobre protectora me pidió que me sentara delante de Ella dándole la espalda, entonces me abrazó, fue un abrazo precioso, hermoso, lleno de cariño, yo lo interpreté así, nunca en mi vida había sentido esta sensación, fue como si estuviese en el paraíso, se me rasaron lo ojos pero contuve el llanto para no arruinar el momento, que es sin duda de los más bellos que he tenido en mi vida. Aun hoy recuerdo las palabras que en ese momento le susurré al oído: -“¿Donde había estado todo este tiempo Mistress, dónde?”-

Posterior a esto salimos de la plaza y nos dirigimos a un ciber café para transferir unas fotos, me hizo algunos comentarios sobre ciertas técnicas y comportamientos, haciendo gala de su amplio conocimiento sobre la materia, es Ella una persona muy docta en cuanto a la sexología. Conversamos unos cuantos minutos más y en seguida de eso nos despedimos abruptamente, pero no por ello olvido lo increíble que me la pasé en esos últimos instantes.


No sé cuanto tiempo pase antes de volver a tener la invaluable oportunidad de postrarme de nueva cuenta a Sus pies, no sé si Ella quede satisfecha con estas líneas y tal vez haya la posibilidad de que no desee verme pronto. No sé qué es lo que me depara el destino, lo único que sé es que a partir de esta noche que acabo de relatar, mi vida ya no será la misma y todo gracias a Ella.

Dicen que todos los hombres venimos al mundo con una misión en particular, que nacemos con un propósito en esta vida y que las acciones que realizamos nos llevan paso a paso hasta el encuentro con lo que algunos llamamos “nuestro destino”. Hoy puedo decir orgullosamente que he encontrado un bello aliciente que me permite vivir mi vida con una nueva perspectiva, que he descubierto un motivo más para vivir y gozar de la oportunidad que me ha sido dada. Hoy sé que mi vida le pertenece a Ella, mi cuerpo, mi mente y mi alma los he puesto a Sus pies y ya no quiero recuperarlos. Hoy sé que Ella es Mi Dueña, Mi Diosa, mi Reina, Ella…. Mistress Jaguar!

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